domingo, 6 de septiembre de 2015

OPEN

"En la profundidad del invierno, aprendí que en mi interior hay un verano invencible."

Albert Camus

Es difícil plantearse empezar de nuevo cuando acabamos de afrontar una decepción en cualquier plano de nuestra vida. Ya sea en el entorno laboral, familiar o sentimental, afrontar un NO a nuestras expectativas es algo duro de procesar.

Nos hacemos a la idea de que algo va a ir como esperamos y cuando no es así, nos encerramos en nosotros mismos. Como si cerrarnos al mundo nos protegiera del dolor y del fracaso. Nada menos cierto.

Cuando nos encerramos en nosotros mismos, lo habitual es “cocernos” en la salsa de nuestra propia frustración, embebernos en la angustia de una forma compulsiva y recrearnos en la pérdida.

Perder algo que tenemos o que deseamos mucho siempre lleva aparejado un proceso de duelo. Y el duelo tiene inexorablemente sus fases.

Pasamos por la negación, negamos la mayor, no es posible que nos pase a nosotros –nos decimos- …y sin embargo nos esta pasando!!. Después tratamos de “negociar” lo innegociable, como si pudiéramos ofrecer algo a un ser misterioso e intangible a cambio de recuperar lo perdido,… y sin embargo lo perdido no vuelve. Nos entristecemos. No nos apetece hablar, ni compartir, ni por supuesto tampoco sentir a solas toda la tristeza que nos embarga, …pero está ahí, justo dentro de nosotros, y cuanto más nos encerramos más duro nos golpea en la cara el sentimiento. Después nos enfadamos, sentirnos ira, rabia, por que a nosotros? –nos preguntamos- y sin hallar respuesta alguna nos enfadamos sin poder evitarlo hasta que, finalmente, exhaustos, acabamos por aceptar la realidad.

Es difícil aceptar que alguien no nos ame como nosotros desearíamos. Es difícil aceptar que no hemos conseguido ese trabajo que tanto necesitamos y para el que nos vemos más que preparados. Es difícil asumir una traición. Y sin embargo… el mundo no se acaba aquí!! Por supuesto que no!!. Casi me atrevería a decir que el mundo muchas veces empieza aquí. Justo aquí. Y para empezar a construir es necesario asumir primero que esta decepción ha sucedido de verdad y después mantenernos abiertos al mundo y a todo lo bueno que seguro nos espera. Mantener nuestros ojos, nuestros oídos y sobre todo nuestro corazón abierto a un futuro mucho más esperanzador. Aprender de la perdida, reforzarnos en ese aprendizaje y levantarnos de nuevo.

No hay mal que cien años dure…ni cuerpo que lo resista – reza el dicho. Si alguien a quien amamos no nos quiere, alguien vendrá después que nos querrá aún más. Si ese trabajo no salió, pronto vendrán otras oportunidades que seguramente nos llenen mucho más. Si alguien nos traicionó, mejor será que lo haya hecho ya y no hayamos invertido más tiempo ni dedicación en esa persona.

Es cuestión de la actitud con que lo afrontemos. Y esa actitud, como decía Viktor Frankl, es la única libertad que nadie puede ni podrá jamás arrebatarnos.


Nica,

No hay comentarios:

Publicar un comentario